sábado, 31 de julio de 2010

quit

De repente se encontró en el medio de la oscuridad. Buscó impaciente algún rasgo de familiaridad que le indicara en donde estaba pero no pudo distinguir nada, tan solo sombras que bailaban como fantasmas de neblina en diferentes gamas de aquel lugubre color. El mismo cielo se mezclaba con el suelo en un horizonte indistinguible. Empezó a sentir que aquella oscuridad siniestra se le adhería, invasiva, a la piel. Poco a poco aquella negrura la fue consumiendo hasta que finalmente de su luz no quedaba nada, estaba petrificada y totalmente ciega. El único rasgo de humanidad que allí quedaba era su voz… Pero no se atrevía a hablar, no podía pronunciar ni una palabra, permaneció allí como una estatua durante unos momentos, escuchando los rítmicos latidos de su corazón, agitados. Entonces gritó para verificar si aún seguía allí... pero su grito se ahogó en aquel abismo ¿Acaso estaba muerta? No, estaba perdida. Entonces la soledad que hasta entonces no había notado, se volvió violentamente embriagadora, empezó a destruirla de adentro hacia afuera mientras ella esperaba paciente su final. Sintió como las lágrimas negras rodaban por sus mejillas y una sensación amarga pero reconfortante le recorría el cuerpo, era el dolor, signo de que aún estaba viva. Algo en ella le decía que se detuviera, que era un sinsentido dejarse llevar por la muerte cuando su alma pedía piedad. Sin embargo aquella agonía tenía que terminar, e idiota eligió el camino más facil en lugar del camino de vuelta hacía a si misma.

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