viernes, 14 de octubre de 2011

No se cómo llegué a tu blog.
Las palabras que en teoría leía por primera vez, no eran otra cosa que familiares. No podías no ser vos. Esa emocionalidad inocultable adornada con palabras elegantes que te caracterizaba tanto seguía allí, esta vez acompañada por un elemento extraño, tan impropio de vos: ¿Sería realmente felicidad lo que connotaban tus palabras?
Tus típicas líneas melancólicas hacían fade-out hasta convertirse en algo que parecía ser tan cálido, como si hubieras encontrado un lugar seguro desde el cual escribir tus memorias plasmadas en personajes pseudo-ficticios, algo teníamos en común después de todo.
Últimamente no recordaba esa etapa que compartimos, fugaz e insulsa. Si te recordaba era con lástima, con un poco de resentimiento. Sin embargo, esta vez, me alegró pensar que habías llegado a ese lugar que te engrandecía. Quizás seguías siendo el mismo pelmazo infeliz, seguramente fuere así, pero ahora eras un imbécil feliz. O eso parecía.
"No hay mal que por bien no venga" dicen. Y ahora pienso que fuiste eso, un mal que me vino bien, a pesar de aquel vicio que me pegaste, la imperativa necesidad de expresar sentimientos, de exteriorizar. Debimos reconocer que todo aquello que nos dijimos entonces, eran palabra vacías  mentiras inconscientes de un cuento que nos inventamos.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Mientras tanto, fatalidad. si ganar es renunciar, me rindo.
Y cada vez que paso por ahí, tengo la impresión de verme,
con la expectativa intacta, que se la llevó el viento
¿Qué hice? Me olvide la puerta abierta quizás.

miércoles, 31 de agosto de 2011

-Veinticinco pesos con cincuenta- al repetir el total de la compra unas 5 veces sin recibir otra respuesta que no fuera una mirada perdida, la cajera llamo al encargado. Un hombre alto, altísimo, de esos que uno no puede evitar preguntarse idioteces del estilo de ¿Cómo diablos es que ese tipo pasa por las puertas sin golpearse la cabeza? y ¿Qué hace que no esta jugando basketball?. En fin, el sujeto cuya única función era meramente de control y resolución de problemas (a.k.a atención al cliente) se acercó al comprador en potencia, que aún seguía inmerso en un trance ininterrumpible y le tocó en hombro.
-Señor, son veinticinco pesos con cincuenta- el hombre pagó con treinta, y mientras le daban el vuelto organizó las bolsas en su chango con la mayor eficiencia posible. Luego se retiró despacio al estacionamiento, como embobado. Puso las compras en el baúl y se sentó en el asiento delantero donde paso otros quince minutos ensimismado.
Esa misma noche preparó unos fideos con salsa bolognesa, puso la mesa, se sirvió el vino tinto en una copa de esas ridículamente sofisticadas mientras contemplaba el sabroso platillo, la botella se le resbalo de las manos estallando contra el piso:
-QUESO RAYADO- eso era lo que había olvidado comprar.

do you remember what fearless felt like?


domingo, 21 de agosto de 2011

ecos mortales

Un día y ya pensas que Si bueno un día y cuando un día son dos, o tres, o repeticiones, como evitar pensar que si ante la posibilidad de una remake cada día mas desesperante, despierta la angustía más preocupante. Pero me dijiste que si hicieras algo de lo que decís, podría dejar de ya pensas qué. Abrí el mismo archivo en donde guardas los me dijiste qué ahí hay un par de porques bastante explicativos.
Y ¿Cómo olvidar los todo a su tiempo? ¿Al tiempo de quién? Porque a mi tiempo nunca pasó nada. Se referirán al tiempo de una rutina idiota basada en posponer con ganas de complacer deseos que morirían y serían enterrados antes de verse cumplidos.
Y por otro lado está y donde esta..? Que se yo donde esta, pero de todos modos que te importa, alguna razón mas que no sea arrancarme los nervios para preguntar eso no tenes, así que no veo el punto. Ahí me equivoco yo, en pensar que las personas actúan respondiendo a causas, si la mitad de las veces responden a la boludez, un tercio al no pensar y otro tercio a terceros insipientes. Buena reflexión.
Buena espeleología Lou, muy buena espeleología.
Llegado entonces a esa instancia, donde no había espacio ni para exigencias ni peticiones, murió o más bien, se dejó morir. El programa a largo plazo era insoportable, sobre todo cuando estaba planteado en un contexto de resquebrajada voluntad y "autoreplanteos" incesantes acerca de un liderazgo efímero, quien a su criterio carecía de las cualidades que le adjudicaban el poder de decisión.